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La web de Santa Potenciana está en funcionamiento desde el mes de Mayo de 2009. Fue creada por Gaspar Parras Jiménez como web de la devoción a Santa Potenciana y, actualmente, administrada por Víctor Fernández Arenas.

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Poema de Miguel Peinado Blanco sobre la Romería de Santa Potenciana

¡Santa Potenciana! buenos días, ¿qué te pasa esta mañana que te noto distinta? Te veo más guapa, ¿es que la primavera ilumina tu cara? ¿Será que la brisa de la mañana reverbera en tu rostro? ¿Acaso presientes que vas a recorrer las calles de tu pueblo junto a tus paisanos y, por eso en tu cara se dibuja esa sonrisa? ¿O a lo mejor es que sabes que te vamos a llevar al Batanejo? Pues sí, lo que estas pensando es verdad, tus paisanos te vamos a coger en hombros y te vamos a trasladar a ese lugar donde tu viviste y hacías tu trabajo de hilandera y tejedora ayudada de tu rueca y lanzadera.

Ya estamos saliendo de la Parroquia, te sacan a hombros tus incondicionales anderas hechas una piña hasta la salida del pueblo, y del pueblo al puente te subimos a un camión en forma de carroza, acompañándote a paso de hombre varias carrozas, jinetes a caballo y un numeroso grupo de romeros. Y cuando la carroza llega a la altura del puente te volverán a coger las anderas a hombros y entre oraciones y cánticos te llevaran al Batanejo.

Ya estamos cerca del río y el Batán, Santa Potenciana, y de las ruinas de tu casa, seguro que ya estas reviviendo esa vida tuya, tan sencilla y humilde en este paraje.

¡Santa Potenciana! con forme vamos entrando, las ramas y hojas de los eucaliptos se ondulan emitiendo un sonido como si te dieran la bienvenida. Ya estamos en el Templete que tus paisanos hemos hecho para ti, aquí en la tierra que tú pisaste hace varios siglos.

Seguro que, desde el Templete estás pensando en un montón de recuerdos, como el chirriar que hacia tu rueca al trabajar con ella y el martilleo de los mazos del Batán que te acompañaban en tus oraciones que le dedicabas a Cristo. Recordarás también cuando el canto de los pájaros te despertaba al amanecer y la gracia de Dios envuelta en un haz de rayos luminosos entraba por tu ventana mientras tú hacías las labores de tu casa.

También tendrás en tu mente, cuando por las tardes después de hacer tu trabajo de hilado o de tejer y de ayudar a tus vecinos necesitados, te sentabas en la puerta de tu casa, percibiendo en tu cara la brisa del atardecer y cuando sentías el bullir de los pajarillos buscando cobijo, así como cuando notabas el fresco de la noche te entrabas a la casa y con la luz de la luna y el croar de las ranas entrelazabas tus oraciones a Jesús. Por todas estas cosas, has sido sin tu saberlo, una mujer grande y Santa con las cosas pequeñas y humildes de Dios.

¡Santa Potenciana! ya son las 7 de la tarde y por eso estamos preparando para llevarte al pueblo, pero a la vez, los que estamos aquí cerca del Templete contigo y los que se acercan para rezarte, notamos que en la romería te cambia la cara invadiéndote una gran alegría y gozo, tal vez por encontrarte en tu antiguo hábitat acompañada por tus paisanos.

Ya es la hora de marcharnos al pueblo, Santa Potenciana, pero no te pongas triste por abandonar este lugar que tantos recuerdos te trae a tu memoria, pues en el pueblo tus Villanoveros no te vamos a olvidar. Seguro que, a la vez que nos retiramos del Templete, te viene a la memoria aquel dia, que el barquillero no te quiso cruzar a esta orilla y tú que sentirías una necesidad imperiosa, como el cuidar de algún vecino enfermo, cogiste tu manto y con la fuerza de tu fe, lo posaste en las aguas de tu río, te subiste a él y poco a poco veías como lo cruzabas, a la vez que alababas a Jesús por el milagro que acababa de hacer en tu humilde persona, por eso, tus paisanos como devotos tuyos, te pedimos que intercedas ante Dios por tu pueblo y le pidas para sus hijos, una poquita fe de la mucha que tú tenias, para poder entender las cosas de Dios, como tu las sentías.

Ya hemos llegado al pueblo, a tu Parroquia, ya estás en tu Capilla desde donde puedes sentir las oraciones de tus paisanos, el canto de los pajarillos y escuchar el paso del río, tu río Guadalquivir, susurrándote bellos pasajes de tu pasado.

Miguel Peinado

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